Capillas con historia: un viaje silencioso por la fe y la memoria bonaerense
Edición Impresa | 8 de Junio de 2025 | 04:52

Por CECILIA FAMA
Perderse por los caminos rurales que atraviesan los partidos de Carlos Pellegrini y Almirante Brown es internarse en una Buenos Aires distinta. Una provincia que no apura ni exige. Que se desliza mansa entre campos abiertos y esquinas dormidas de invierno. Allí, donde el paisaje parece suspendido en otra época, se alzan pequeñas capillas que, sin estridencias, se convierten en custodias de un tiempo y una fe que resisten.
SANTA MARTA DE BARY: LA CAPILLA SOLITARIA DE PELLEGRINI
Solitaria, casi como si hubiera elegido ese destino desde su construcción, emerge la capilla Santa Marta, en el pueblo de Bary, a 15 kilómetros de Pellegrini. Su sencillez conmueve. Bendecida en mayo de 1911 por monseñor Gregorio Romero y apadrinada por Marta De Bary de Vedoya, guarda entre sus muros una de las piezas patrimoniales más singulares de la zona: un vía crucis tallado y pintado en madera, uno de los cinco existentes en su tipo, donado por la infanta Isabel de Borbón durante su visita a la Argentina en 1910.
El edificio, de estilo gótico protestante, se alza en lo que originalmente fue una plaza, en terrenos donados por Teodoro De Bary, fundador de la localidad. Conserva aún el mobiliario original y la imagen de Santa Marta, patrona de las amas de casa y trabajadoras domésticas.
“Es mucho más que un templo —señalan desde el área de Turismo local—. Es un lugar que resume la historia y las tradiciones de un pueblo construido a pulmón, entre vecinos que forjaron día a día su destino”. El paso del tiempo, los períodos de abandono y hasta el vandalismo dejaron sus marcas, pero también la voluntad inquebrantable de un pequeño grupo de fieles que, con celebraciones patronales y actividades comunitarias, lograron devolverle vida y sentido a este rincón histórico.
La capilla Santa Marta de Bary, en pleno anochecer
EL PEQUEÑO COTTOLENGO DE DON ORIONE: UN REFUGIO DE FE Y SOLIDARIDAD EN ALMIRANTE BROWN
Apenas a 30 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en Claypole, se esconde otra de estas postales de la fe bonaerense: la capilla del Pequeño Cottolengo Argentino Don Orione, inaugurada el 28 de abril de 1935. Nació gracias a la generosidad de un grupo de mujeres terratenientes que donaron más de 220 hectáreas para levantar este espacio, que en sus comienzos recibió la visita del entonces presidente de la Nación, Agustín P. Justo, en ocasión de la colocación de la piedra fundamental.
Morina Sanz, directora de Turismo de Almirante Brown, describe el lugar como “un gran ejemplo regional de obra caritativa con inclusión social, fundada por San Luis Orione. Es un espacio que sigue funcionando como hogar y refugio para personas con discapacidad y en situación de vulnerabilidad”.
La capilla del Cottolengo es más que un templo: es un símbolo, una pieza esencial del entramado social del barrio. Allí se marca el calendario, se programan celebraciones y se escriben historias que no siempre llegan a los libros, pero sí perduran en la memoria de los vecinos. “Es una institución que vive del fruto de un amor inextinguible, donde se reza, se trabaja y se comparte. Es una familia edificada sobre la fe”, destaca Sanz.
ARQUITECTURA DISCRETA, RELATOS IMBORRABLES
Las capillas rurales de Buenos Aires no buscan deslumbrar. Son modestas, muchas veces cerradas, ocultas entre árboles o al borde de caminos secundarios. Pero siempre hay alguna señal que delata su presencia: una flor seca, una vela olvidada, una cinta en un picaporte. Son altares de lo íntimo y lo colectivo. Espacios donde lo sagrado y lo cotidiano conviven sin protocolo.
Cada grieta del revoque es una línea de tiempo. Cada banco de madera guarda los ecos de plegarias y silencios. Son más que templos: son archivos vivos de las comunidades que las rodean.
Una de las escenas de noche en el templo de Pellegrini
UNA EXPERIENCIA QUE QUEDA
Quien recorre estos caminos no vuelve con souvenirs ni postales. Vuelve con una sensación. Con la certeza de haber tocado, por un instante, un tiempo que sigue vivo en la memoria de los pueblos. Porque estas capillas no piden ser vistas, pero quien se detiene a mirarlas, difícilmente las olvide.
ALOJAMIENTO EN PELLEGRINI
❑ Hotel Pellegrini: habitación doble desde $35.000 con desayuno. Hostería Don Teodoro: habitación doble desde $30.000. Estancia La Marta (a 5 km de Bary): día de campo con almuerzo y merienda \ $45.000 por persona.
ALOJAMIENTO EN PELLEGRINI
❑ Hotel Boutique Brown Plaza: habitación doble desde $40.000. Posada Claypole: habitación doble desde $28.000.
RECOMENDADOS GASTRONÓMICOS
❑ Pulpería La Martina (Pellegrini): picada completa $18.000, empanadas caseras $2.000 c/u. Café Don Teodoro (Bary): budín de naranja y té de campo $4.500. La Casa de las Pastas (Claypole): menú del día $12.000.
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