Un cambio en la dieta: para mejorar la edad biológica “post 40”

En la vida cotidiana, hay pocas certezas tan absolutas como el paso del tiempo. Sin embargo, una reciente investigación de la Universidad de California en San Francisco sugiere que no todo está escrito en piedra cuando se trata del envejecimiento. Según este estudio, ajustar nuestra dieta después de los 40 años puede tener un impacto significativo en nuestra edad biológica, es decir, en la verdadera condición de nuestras células y tejidos, más allá de la mera cifra cronológica.

Este enfoque holístico apunta a promover un bienestar integral

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A medida que alcanzamos y superamos la cuarta década de vida, nuestro cuerpo comienza a enviar señales sutiles que indican la necesidad de reevaluar nuestras costumbres alimenticias. La doctora Elissa Epel, coautora del estudio, destaca que una de las claves reside en la drástica reducción del consumo de azúcares añadidos, un componente omnipresente en la dieta moderna que está estrechamente vinculado con el deterioro de la salud metabólica y la aparición precoz de diversas enfermedades.

Este enfoque implica no solo la eliminación de ciertos alimentos, sino también la incorporación de aquellos que ofrecen una rica fuente de vitaminas y minerales esenciales. Frutas y verduras de colores vibrantes, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables deberían formar la base de esta nueva dieta. La adopción de estos hábitos alimenticios, aunque desafiante en sus primeras etapas, promete retrasar el envejecimiento celular y mejorar la calidad de vida en el largo plazo.

Uno de los modelos alimenticios más recomendados por los expertos es la dieta mediterránea, conocida por su riqueza en alimentos antiinflamatorios y antioxidantes. Este patrón alimenticio, que incluye abundantes frutas, verduras, aceite de oliva y pescado, se ha asociado con una edad epigenética más baja y una significativa reducción en el riesgo de enfermedades crónicas. La dieta mediterránea no solo provee de nutrientes esenciales como las vitaminas A, C, B12, E, el folato, selenio, magnesio y fibra dietética, sino que también incluye compuestos como las isoflavonas, que juegan un rol crucial en la salud celular.

Barbara Laraia, profesora de la Universidad de California en Berkeley y participante del estudio, subraya que los patrones epigenéticos pueden ser reversibles. Este hallazgo es particularmente prometedor, ya que sugiere que modificar pequeños aspectos de nuestra dieta, como la reducción de 10 gramos de azúcar añadido al día, podría equivaler a retrasar el reloj biológico en aproximadamente 2,4 meses si se mantiene de manera consistente. Este enfoque de centrarse en alimentos ricos en nutrientes y bajos en azúcares añadidos puede ser una estrategia eficaz para fomentar la longevidad y la salud general.

Además de estos cambios en la selección de alimentos, la planificación de comidas y la cocina casera juegan un papel fundamental. Estos hábitos permiten un mayor control sobre lo que consumimos, asegurando que nuestra dieta sea lo más nutritiva y equilibrada posible. La hidratación adecuada es otro pilar esencial en este nuevo régimen alimenticio, ya que el agua es vital para casi todas las funciones corporales y contribuye al mantenimiento de una piel y órganos saludables.

Este enfoque holístico no solo apunta a mejorar la salud física, sino también a promover un bienestar integral. La adopción de una dieta equilibrada y nutritiva, acompañada de hábitos saludables, puede tener un impacto profundo en nuestra vida cotidiana, aumentando nuestra energía, mejorando nuestro estado de ánimo y, en última instancia, prolongando nuestra vida útil de manera saludable.

Uno de los modelos alimenticios más recomendados por los expertos es la dieta mediterránea

En resumen, la investigación de la Universidad de California en San Francisco ofrece una guía valiosa para aquellos que desean tomar control de su envejecimiento biológico a través de la dieta. Al enfocarnos en alimentos ricos en nutrientes esenciales y reducir el consumo de azúcares añadidos, podemos no solo mejorar nuestra salud celular, sino también aumentar nuestra longevidad y calidad de vida. Este es un recordatorio poderoso de que, aunque no podemos detener el tiempo, sí podemos influir en cómo envejecemos, tomando decisiones conscientes y saludables a lo largo del camino.

GRASAS PARA EVITAR UN TIPO DE CÁNCER

En la intersección de la ciencia y la salud, los avances en la lucha contra el cáncer continúan revelando estrategias innovadoras y, en ocasiones, inesperadas. Uno de los descubrimientos más recientes proviene de la Universidad de California en San Francisco, donde un equipo de científicos ha desentrañado una forma prometedora de combatir el cáncer de páncreas en ratones. Esta forma implica una combinación de una dieta rica en grasas, o cetogénica, junto con una terapia específica que bloquea el metabolismo de las grasas, provocando la inanición de las células tumorales.

La relevancia de esta investigación radica en su enfoque integral, combinando una intervención dietética con un tratamiento farmacológico. Los científicos, liderados por Davide Ruggero, catedrático de investigación de la Sociedad Americana del Cáncer, descubrieron que la proteína conocida como factor de iniciación de la traducción eucariota (eIF4E) desempeña un papel crucial en el cambio del metabolismo del cuerpo hacia la utilización de grasas durante el ayuno. Este mismo cambio metabólico puede ser inducido a través de una dieta cetogénica, que es alta en grasas y baja en carbohidratos. La combinación de esta dieta con un nuevo fármaco contra el cáncer llamado eFT508, que bloquea la acción de eIF4E, ha demostrado ser eficaz en la reducción de los tumores de páncreas en modelos animales.

El proceso descubierto por Ruggero y su equipo destaca una vulnerabilidad específica del cáncer de páncreas. Normalmente, el cáncer de páncreas se sostiene de múltiples fuentes de energía, como la glucosa y otros carbohidratos. Sin embargo, al someter a los ratones a una dieta cetogénica, los investigadores lograron que los tumores dependieran exclusivamente de las grasas para su crecimiento. En este contexto, el fármaco eFT508, al bloquear el metabolismo de las grasas, corta el único sustento de las células cancerosas, resultando en su muerte por inanición.

Este descubrimiento es particularmente significativo debido a la alta letalidad del cáncer de páncreas, una enfermedad que suele diagnosticarse en etapas avanzadas y que responde pobremente a los tratamientos convencionales.