“Borges a contraluz”, un relato íntimo que humaniza a un genio
Edición Impresa | 8 de Junio de 2025 | 04:12

En el libro publicado en 1989, Estela Canto emprendió una tarea arriesgada y profundamente personal: contar su relación con Jorge Luis Borges sin solemnidad, sin endiosamiento, sin disfrazar el deseo ni los silencios.
La obra no es una biografía sino un acto de memoria: subjetivo, arbitrario, entrañablemente humano. Publicado cuando Borges ya había muerto, el texto se instala en un espacio poco frecuentado por la crítica: el del afecto complejo, del amor no correspondido, del misterio del otro en su faceta privada.
La narradora no oculta sus intenciones. No escribe para glorificar a Borges, sino para comprenderlo. La relación entre ambos comenzó en los años cuarenta, cuando se conocieron en una reunión literaria. Canto era joven, independiente, políglota, lectora voraz. Borges, tímido, erudito, aún no consagrado. A partir de ese encuentro nace un vínculo amoroso frustrado que ella no idealiza: lo muestra como fue, con sus gestos ridículos, sus inseguridades, sus manierismos, su torpeza para el amor carnal.
El núcleo emocional del libro está en esa zona ambigua: Estela lo ama pero no puede entregarse; él la ama pero no sabe cómo tenerla. Y ese desencuentro, narrado con honestidad y estilo seco, resignifica la figura del gran autor argentino como la de un hombre melancólico, vulnerable, frágil en ocasiones.
Pero Borges a contraluz no es solo la crónica de una relación. Es también un retrato de época. Estela Canto describe con agudeza el ambiente literario porteño, las tertulias, los cafés, las editoriales pequeñas, los intelectuales que vivían con lo justo. En sus páginas se cruzan Victoria Ocampo, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo, Macedonio Fernández. También hay reflexiones sobre la política -se cree que Canto fue simpatizante del comunismo, Borges fue siempre antiperonista y anticomunista-, sobre la escritura, sobre el lugar de la mujer en la literatura.
Lo que hace única esta memoria es el punto de vista. Estela Canto no escribe desde la devoción, sino desde una cercanía crítica. Se permite mostrar a Borges con sus mezquindades, su narcisismo, sus prejuicios, su dependencia emocional de la madre. Al mismo tiempo, no le niega su genio, su originalidad, su ternura. No hay rencor en el tono, sino desilusión, y a veces, una ironía amarga. Canto no se exime de culpa: reconoce su frialdad, su incapacidad de corresponder al amor del escritor. El resultado es un juego de luces y sombras, donde el mito se vuelve hombre y el amor, un enigma sin resolver.
En definitiva, Borges a contraluz es una obra que, sin proponérselo, completa al Borges de los libros. Y lo hace desde un lugar que él mismo evitó siempre: el amor.
Editorial: Emecé Editores
Páginas: 296
Precio: $38.900
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